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febrero 25, 2016Si se busca en un diccionario camboyano-español, se descubrirá que el vocablo ta tung tiene un doble significado, según el contexto en el que se utilice: felicidad o paz. Este es, también, el nombre que Kav Ly, emprendedora de origen camboyano y residente en Barcelona, eligió para nombrar sus dos proyectos empresariales: la firma líder en platos precocinados orientales en España y el restaurante barcelonés, especializado en cocina asiática, ubicado en el número de 75 de la calle de la Mare de Déu de la Salut.
Tras huir con su familia de la guerra que asoló su país entre los años 1970 y 1975, Kav Ly llegó a Barcelona en el año 1979, después de un breve paso por Francia. Hija de un industrial camboyano, Kav Ly asegura que uno de los motores que le han permitido llegar hasta aquí es que sus padres se puedan sentir orgullosa de ella; «que puedan presumir de que alguien de la familia ha seguido la estirpe». Hoy dirige una empresa que factura 8,4 millones de euros y que crece a «un incremento anual medio del 22%».
El perfil de Kav como empresaria es, cuanto menos, poco convencional. No solo porque, aparte de ser la gerente y fundadora de su empresa, también es la chef que está detrás de cada receta que sale de los fogones y ollas. «Nosotros no hacemos cocina industrial propiamente dicha. Trabajamos como si Ta Tung fuera un gran restaurante».
Gran distribución
Ta Tung es una empresa que elabora más de 40.000 rollitos de primavera y más de 5.000 bandejas de arroz tres delicias al día. También es una compañía que distribuye sus productos en tiendas de alimentación y grandes superficies como El Corte Inglés, Carrefour, Alcampo o Eroski, y en el canal de compras Horeca. Sin embargo, el espíritu de Ta Tung sigue intentando aferrarse al mismo que alumbró el primer restaurante que abrió Kav Ly al poco de llegar a Barcelona.
«Fue en 1980 cuando abrí mi primer local. También cocinaba rollitos de primavera que vendía por mercados, tiendas o restaurantes. Fue una época muy difícil. A veces, cuando entraba en una tienda con mis rollitos de primavera envueltos en papel de plata, el dueño venía y me decía ‘chino, no’. Mucha gente piensa que todos los asiáticos son chinos y que toda la comida también». A comienzos de los años 80 apenas había diez restaurantes chinos en Barcelona, lo que para Kav Ly también supuso la dificultad de encontrar suministros para su restaurante.
La casa por la empresa
En su camino, Kav Ly ha tenido que vivir y sobrevivir a duras etapas, como cuando en 2006 tuvo que vender su casa para no tener que cerrar o traspasar su negocio. «Afortunadamente, aquello ya pasó y ahora estamos funcionando muy bien. Nos vamos a trasladar a una fábrica de 15.000 metros cuadrados. Además, y gracias a que hemos mantenido nuestra calidad sin subir los precios, hemos conseguido salvar la crisis».
Desde su base en Barcelona, reparte su mercancía «siempre bajo pedido» a sus compradores. «Dentro de España, nuestros principales clientes están en Madrid y Barcelona y donde más dificultades encontramos es en Galicia y el País Vasco. Además, exportamos a Portugal, Italia y Francia. Los pedidos salen en uno o dos días». ¿Y cómo Kav Ly crece y perfecciona su negocio? La emprendedora responde sin dudar: «Hacemos pruebas en la empresa y en el restaurante. Si el feeling es bueno, desarrollamos la receta y la incorporamos al catálogo».