Jóvenes toman control empresarial
agosto 11, 2014Panamá será sede de CLAB 2014
agosto 18, 2014Aún cien años después el mundo no deja de asombrarse de la hazaña que significó unir los océanos en medio de condiciones que aún hoy resultan insoportables, cumpliendo un sueño que se remontaba al siglo XVI, cuando el rey Carlos I de España, pidió le hicieran planos para unir los mares.
Durante tres siglos la idea no fue más que eso, en tanto la geología y el clima determinaban su imposibilidad, pero el genio del francés Ferdinand de Lesseps, fue el que dio el primer paso para una obra que no terminaría hasta 8 años después de su inicio, en tanto los problemas financieros, las enfermedades y las muertes hicieron colapsar varias veces el emprendimiento.
Los franceses no lo lograron, pero la fiebre del oro en California hizo que Estados Unidos, que necesitaba más que nunca una unión más rápida de la costa oeste con la capital, tomó la posta. 56.000 personas trabajaron en el obrador, de las que unas 5.700 murieron a causa de la malaria, la fiebre amarilla, la disenteria y los accidentes.
Una jornada que la prensa de aquellos tiempos ya entendía histórica.
Curiosamente el diario La Estrella de Panamá que escribió la primera crónica sobre la entrada en funcionamiento del Canal de Panamá el 15 de agosto de 1914, aún se publica en la nación centroamericana.
Con 165 años de labor es el más antiguo en Panamá y entre los decanos de América toda. Su cronista en estilo diferente al actual obviamente, pero con clara conciencia de la obra refería en la fecha: Mares que hoy van a unirse, al conjuro de estos hombres magos, en Panamá la hidalga. Cuando a vosotros, lectores, lleguen estas líneas, el Canal de Panamá ya estará a punto de abrirse al comercio y al paso del mundo. Roto el legendario istmo por el titánico esfuerzo de estos norteamericanos admirables, para los que nada significan las palabras imposible y desaliento, los dos océanos han mezclado sus aguas. He aquí, después de cuatro siglos, el camino de las Indias que Colón pretendiera.
Y hoy, he aquí lo que cien años y un millón de barcos después es posible festejar, al amparo de una ampliación para modernizar el paso en la que se trabaja arduamente, y la expectativa marítima universal de un emprendimiento similar en la cercana Nicaragua, en los próximos años.
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