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Cuando se habla de emprendimiento, muchas veces pensamos en grandes empresas que comenzaron desde cero, y olvidamos a los emprendedores más pequeños, pero aun así exitosos, que juegan un importante papel en el desarrollo de regiones como América Latina.
Según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, el ecosistema de startups en América Latina y el Caribe está teniendo un impacto considerable en la región, catalizando una generación de innovadores que aumentar la competitividad y el crecimiento económico.
“Es alentador que las startups en la región a menudo aborden problemas como la inclusión financiera, la promoción de la digitalización, la mejora de la atención médica y las soluciones climáticas”, indicó Rebecca De la Vega, líder de Cisco Networking Academy de América Latina.
Según el Banco Mundial, cuatro de cada diez jóvenes latinoamericanos reportan su deseo de convertirse en emprendedores. Aunque hay que acotar que un informe menos alentador de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, sugiere que la actividad emprendedora en la región está más asociada con la falta de otras alternativas de empleo para los jóvenes.
La demanda de instituciones educativas por cursos de emprendimiento sugiere que pueden ser útiles en ambos casos: fomentando la actividad emprendedora y el crecimiento económico que conlleva; y ayudando a los jóvenes a tener éxito en su actividad emprendedora.
Una mentalidad emprendedora es valiosa
Un estudio reciente de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona, argumenta que los emprendedores poseen habilidades de ejecución exclusivamente adecuadas para llevar nuevas ideas al mercado. Estas habilidades son valiosas más allá del contexto de las startups y pueden ser utilizadas por empresas establecidas, particularmente para lanzar nuevos productos y servicios.
Los jóvenes son más emprendedores por diversas circunstancias únicas que se han ido acumulando a lo largo de los años:
- Una economía mundial que sufre una crisis difícil.
- Entrar en el competitivo mercado laboral.
- El acceso a las universidades es cada vez más competitivo.
- La expansión de las redes.
- Los cambios y avances en la tecnología.
El nuevo perfil del joven emprendedor trabaja en equipo para suplir la falta de experiencia y combinar las capacidades de los diferentes integrantes del proyecto a emprender. Son conscientes de la importancia de la formación e invierten tiempo y dinero para mejorar su nivel profesional.
Entre los sectores emergentes para el emprendimiento joven están el comercio, la economía verde, las tecnologías de la información y la comunicación, el turismo y los servicios.
