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febrero 25, 2015¿Alguien recuerda a Braniff, la aerolínea estadounidense que en la década de 1970 dominaba las rutas entre ese país y América Latina?
¿O a la firma Wang, una marca de computadoras que por esa misma época era vista como una de las empresas tecnológicas bandera de ese país?
Ninguna de las dos firmas vivió para contar el cuento. Braniff se declaró en quiebra en 1982 y Wang en 1992. En la hipercompetitiva economía estadounidense,esa y muchas otras firmas legendarias naufragaron.En cambio, hay algo en la cultura corporativa japonesa que hace que muchas empresas sobrevivan por siglos, o incluso milenios.
Un estudio citado por la revista The Atlantic señala que en Japón hay 50.000 empresas con más de 100 años de antigüedad.En 2007 la empresa de construcción de templos Kongo Gumi fue absorbida por otra rival, luego de permanecer 1.429 años en funcionamiento.
¿Cultura o ley?
No es la única empresa privada milenaria en Japón.El hotel Nisiyama Onsen Keiunka aparece en el libro Guinness de Récords como el establecimiento hotelero más antiguo del mundo aún en funcionamiento. Fue fundado en el año 705.
Los académicos no se ponen del todo de acuerdo acerca de las razones detrás de la impresionante longevidad de muchas empresas japonesas.Para algunos, las explicaciones son culturales.Por ejemplo, según expertos citados en The Atlantic, cuando se creía que el heredero de una empresa familiar no tenía las aptitudes necesarias para manejar la firma en la siguiente generación, existía la costumbre en Japón de que el patriarca familiar «adoptara» a otro empresario exitoso adulto, declarándolo formalmente su hijo.
Lo que garantizaba que la firma quedara «en la familia», pero bajo manos apropiadas que hacían más factible la subsistencia de la empresa en el futuro.No es una fórmula que haya desaparecido enteramente en épocas más modernas, según indica un estudio publicado en 2011 por Vikas Mehrotra, Randall Morck y otros académicos de la Universidad de Alberta en Canadá.
Los investigadores señalan que en 1958 Shunzou Suzuki, entonces patriarca de la fábrica automotriz del mismo nombre, adoptó a Osamu Matsuda, un empleado de 28 años, quien eventualmente en 2000 asumió la presidencia de esa empresa.En cambio, otros observadores del mundo empresarial japonés miran a aspectos legales para entender el fenómeno de la longevidad.
Ulrike Schaede, profesora de la Universidad de California-San Diego, le señala a The Atlantic que existía hasta hace relativamente poco en Japón una política muy protectora hacia las empresas por parte de los bancos, quienes extendían créditos fácilmente a empresas en dificultades, lo que por ejemplo hizo que entre 1950 y 1990 solo quebraran 72 empresas.Pero cambios implementados en el año 2000 a la ley de bancarrotas han empezado a hacer más vulnerables a las empresas centenarias de Japón, advierte la experta.
En el mundo hispano
Por supuesto, Japón no es el único país que cuenta con leyendas empresariales centenarias, aunque parece ser la nación donde más abundan.En España, sobresalen ejemplos como el de la bodega española Codorniú, que funciona ininterrumpidamente desde 1551.Y en el Nuevo Mundo, pocas han tenido la longevidad de la firma mexicana José Cuervo, fundada en 1795 en Tequila, Jalisco.La mundialmente famosa productora de tequila sigue siendo, hasta el día de hoy, propiedad de descendientes de Don José.
Info vía www.bbc.co.uk