Cinco claves para emprender
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diciembre 17, 2014Frecuentemente, escucho a las personas hablar de Panamá como que «está volando», al referirse a la cantidad de oportunidades de negocios que han surgido producto de nuestra creciente economía. Sin embargo, hay algo cierto y algo falso de pensar o sentir que Panamá está en su pico.
Por una parte, tenemos un skyline de lujo lleno de nuevos rascacielos, y por otra parte, nuestras aceras todavía brillan por su ausencia. Panamá está y no está volando, y es esta dicotomía lo que de hecho sí convierte a Panamá en un país lleno de oportunidades para emprender.
Recientemente, una encuesta de Gallup posicionó a Panamá como el país número 1 en bienestar a nivel global. La encuesta, en vez de medir la calidad de vida objetivamente, intentaba capturar la actitud hacia la vida que tienen los ciudadanos de sus países. Para ello, la encuesta medía elementos como: sentido de propósito, conexiones sociales, comunidad, finanzas y vigor físico. Si se puede medir el positivismo, los panameños aparentemente somos los más positivos del mundo.
Debo confesar que quedé totalmente atónita ante esta noticia. Sin intenciones de cuestionar a la mejor empresa encuestadora del mundo, me extraña que la calidad de vida objetiva no refleje un impacto en la calidad de vida percibida. Más que extrañarme, me preocupa esta diferencia entre experiencia y percepción porque calificamos mejor incluso que países desarrollados como Finlandia o Suecia y vivimos en un país donde ni la educación, ni el transporte, ni la infraestructura se comparan.
El economista Daniel Kahneman tiene una ponencia de TED llamada: «El enigma de la experiencia contra la memoria». Kahneman explica cómo existe una diferencia entre nuestro «yo que experimenta» y nuestro «yo que recuerda», haciendo alusión a un experimento médico.
El experimento tomó a dos pacientes: paciente A y el paciente B para hacerles una colonoscopia. Ambos pacientes recibieron un marcador con el que debían registrar cada vez que sentían dolor durante el procedimiento.
El paciente A marcó más veces dolor. Más hacia el principio y menos hacia el final. El Paciente B marcó menos veces dolor. Pero, menos hacia el principio y más hacia el final. Objetivamente, los registros de dolor demostraban claramente que el paciente A había experimentado más dolor que el paciente B. Sin embargo, cuando les pidieron a ambos pacientes que calificaran su dolor una vez se había terminado el procedimiento, el paciente B recordaba su dolor más intenso que el paciente A.
Este experimento nos da luces acerca de cómo existe una diferencia real entre nuestras experiencias y el recuerdo de nuestras experiencias. Aunque experimentamos tanto un mercado activo que puede comprar productos o servicios de nuevos negocios, como experimentamos una serie de procesos completamente deficientes, por alguna razón estamos recordando con más intensidad la mejor cara de esta moneda. Es necesario tener presentes nuestras fortalezas pero especialmente nuestras debilidades, para no conformarnos, ni perder la urgencia de seguir mejorando.
No dejemos que los rankings que nos colocan de número 1 nos confundan con pensar que aquí no hay trabajo por hacer. Falta de todo por hacer. Y de todo por hacer mejor. No propongo que dejemos a un lado nuestro positivismo ni que lo reemplacemos por negatividad. Lo que propongo es que objetivamente identifiquemos los problemas de nuestro país y protejamos la urgencia por resolverlos para seguir haciendo crecer este país, honestamente, y como un país de emprendedores todos.
Nota recuperada de: http://impresa.prensa.com/